La clase de hoy, 8 de marzo ha sido especialmente destacable. Recibimos la visita de César González, un jóven argentino nacido en 1989 en una de las villas más pobres de Argentina, una de las popularmente conocidas allí como villas miseria. Vino a contarnos su historia.
Es el mayor de 8 hermanos y a raíz de su situación familiar, se vió durante mucho tiempo como el responsable principal de su cuidado, ya que su madre, cuando él todavía era un niño, entró en prisión.
A pesar de tod ello no dejó de ir a la escuela, acabando la educación primaria con muy buenos resultados, a pesar del gran esfuerzo que suonía ser el responsable del cuidado de su familia, estudira y ganar dinero como podía para poder dar de comer al resto de hermanos.
Una de las situaciones que más frustración generaron en César fue ver como en el ámbito escolar, pese a ser un niño con buenos resultados y esforzándose, nunca se vió realmente apoyado ni incentivado, más bien todo lo contrario, únicamente por pertenecer a la zona a la que él pertenecía, llevando un nivel de vida bastante inferior al de muchos de sus comañeros de colegio. Esto fue lo que le llevó a no comenar la etapa de educación secundaria.
Viéndose en tal situación, no le quedó más remedio que recurrir a violaciones de la ley como robor, con el objetivo de obtener algo de dinero con el que mantenerse. Aún contaba sobrecogido cómo en uno de los robos fue perseguido por la policía hasta recibir 6 disparos y ser enviado definitivamente a la cárcel, para cumplir una condena de 7 años. Allí se vio rodeado de varios presos procedentas de lugares y situaciones similares a la suya, donde le advirtieron de lo que puo ver desde un principio con su propios ojos. Una situación de vida que dejaba bastante que desear, muchas conducatas violentas, y presos vistos como si de animales o bestias se tratasen.
No tardaría demasiado en llegar uno de los momentos que le impulsaron, pese a las dificultades, a ser la persona que es en la actualidad, Una de las actividades organizadas para los internos consistía en pasar una hora con un profesor, sociólogo, cuya actitud sorprendía enormemente. Se detenía a escuchar a los presos, les llevaba libros, impulsaba el diálogo... Esta fue la figura que hizo que de repente César se fuera interesando cada vez más por el mund de la escritura, inspirado por alguns de los autores que había podido leer gracias a éste profesor. No obstante, no tardará en ser expulsado ya que sus métodos "eran perjudiciales" para la vida y conductas de los presos.
Aún así, César siguió escribiendo a pesar de que se la habían prohibido definitivamente sus textos y creaciones, y gracias a seguir manteniendo contacto con el profesor, pudo garantizarse que quedaran recogidos.
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